En las calles tranquilas de Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, la escena parecía rutinaria: un hombre en bicicleta se detiene en una esquina, intercambia un pequeño paquete y sigue su camino. Pero detrás de ese gesto cotidiano se escondía una trama que terminó en una condena ejemplar. El protagonista era un enfermero del hospital público que, según la investigación, había convertido su acceso a medicamentos controlados en un negocio ilegal que se movía en la oscuridad de las redes sociales.
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Concepción del Uruguay condenó a Julio Santiago Santillán, enfermero de 34 años, a cinco años de prisión, una multa superior a $5.600.000 y la inhabilitación especial perpetua por vender fentanilo y otros psicofármacos a través de la aplicación Telegram. La sentencia se dictó el 4 de diciembre en el marco de un juicio abreviado, según informó el Ministerio Público Fiscal (MPF) en su sitio oficial fiscales.gob.ar.
La investigación, impulsada por la fiscal federal Josefina Minatta con la colaboración de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), determinó que el imputado sustraía ampollas del Hospital Justo José de Urquiza, donde trabajaba en la Unidad de Terapia Intensiva, y las comercializaba en grupos abiertos de Telegram. “Se pudo corroborar que Julio Santiago Santillán adquiriría las sustancias por medio de contactos en el interior del Hospital J.J. Urquiza de esta ciudad de Concepción del Uruguay, y posteriormente las comercializaba”, señala la sentencia.
Santillán fue condenado como autor penalmente responsable de comercio de estupefacientes en concurso ideal con tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, en concurso real con peculado, incumplimiento de los deberes de funcionario público y venta sin autorización de medicamentos que requieren receta para su comercialización. Además, deberá pagar una multa de $5.684.145 y se dispuso el decomiso del teléfono celular que utilizaba para pactar las ventas.
La jueza Mariela Emilce Rojas, que integró el tribunal de manera unipersonal, homologó el acuerdo de juicio abreviado en el que el imputado reconoció los hechos y su autoría. Según el fallo, la condena por peculado se fundamenta en que “sustrajo de manera reiterada ampollas de fentanilo y otros psicofármacos, cuya custodia y administración le había sido confiada en razón de su función”. Sobre el incumplimiento de deberes, la sentencia indica que “omitió cumplir con los deberes legales y reglamentarios que regían la manipulación y registro de estupefacientes y medicamentos controlados en el Hospital Urquiza”.
El caso comenzó el 18 de febrero con una denuncia telefónica anónima a la delegación local de la Policía Federal Argentina (PFA): “Quiero denunciar a una persona que trabaja en el Hospital Urquiza, se llama Julio Santillán, anda vendiendo droga y otro tipo de medicamentos de manera ilegal (…) por favor investíguenlo, sé que vende por redes sociales, seguro que Telegram”, según consta en el requerimiento de elevación a juicio citado por la web oficial del MPF.
La fiscal Minatta ordenó tareas de inteligencia que permitieron comprobar que el enfermero ofrecía fentanilo en dos grupos de Telegram llamados “Los más rico cdelu” y “Entre Ríos”. En esos espacios publicaba mensajes como: “Activo venta de ampollas de fentanilo en cdelu” y “Repartiendo ampollas de fentanilo, no te quedes sin la tuya en cdelu”. También difundía fotografías de las ampollas y otros psicofármacos con la leyenda: “Todo a la venta. Se vende por unidad o por mayor. Ampolla de fentanilo, comprimidos de risperidona, carbamazepina y lorazepam. Consulte precios”.
Ante la evidencia, la fiscalía incorporó a la pesquisa un agente revelador digital que se infiltró en los grupos con el nombre falso de “Ricky”. Así se documentaron diálogos en los que Santillán explicaba los efectos del opioide: “Es pura, es un opioide más fuerte en el mercado. 100 veces más fuerte que la morfina y un 50 más que la heroína. Bien para estar de viaje y volver sin dolor ni nada, simplemente un buen viaje”. En otro mensaje, agregó: “El fentanilo puro y de calidad no te mata con tres ampollas estando hidratado y bien alimentados. Te lleva al éxtasis neuromuscular”.
El 11 de marzo, el agente encubierto pactó una primera compra controlada en la intersección de la avenida Ricardo Balbín y Boulevard R. Uncal. Santillán llegó en bicicleta y entregó cuatro ampollas de fentanilo a cambio de $55.000, operación que fue fotografiada por la División Unidad Operativa Federal (DUOF) de la PFA. Al día siguiente, el enfermero ofreció 30 ampollas por $1.000.000.
Con autorización judicial, el 20 de marzo se realizó una segunda compra controlada en el mismo cruce, que culminó con la detención del imputado. En su poder se secuestraron 34 ampollas de fentanilo y nueve blísteres de psicofármacos. Luego se hicieron cuatro allanamientos en los que se hallaron otras 26 ampollas y comprimidos de risperidona y carbamazepina. Según el MPF, las 60 ampollas incautadas correspondían al mismo lote que estaba en stock en el hospital.
En una ampliación de su indagatoria, Santillán confesó que “por cuestiones económicas” decidió retirar una ampolla en cada guardia y que, cuando reunió stock, comenzó a venderlas por Telegram.
El parte oficial recuerda que el fentanilo es un opioide sintético “hasta 100 veces más potente que la heroína”, según la Guía de Buenas Prácticas en Materia de Drogas elaborada por la Red de Fiscales Antidrogas (RFAI) de la AIAMP. El documento advierte sobre el peligro de su difusión masiva e incontrolada y menciona el antecedente de la cocaína con carfentanilo que en febrero de 2022 provocó la muerte de 24 personas en el partido bonaerense de Tres de Febrero.


